Hay discos que, sustrayéndose -con ágiles movimientos de cadera- a todo juicio o análisis “en partes”, simplemente funcionan. Poco importa en estos casos pensar si el disco en cuestión es bueno, malo o masomenos. Ya desde las primeras notas, tímidamente, nos va seduciendo, pone en contacto, como las rueditas de un reloj, nuestro particular ritmo con otro nuevo –uno en fricción con el disco: pura poliritmia-. Es así como el disco de Albert Hammond Jr, en apariencia chiquitito y alejado del particular sonido de los Strokes logra, con tonos intimistas y una declarada guerra a la sobreabundancia, convertirse en un álbum fértil y multicolor que se expande y orienta hacia lugares impensados.
Que grande el peludo de Albert, con ese cigarrillo caído y su pinta de dandy descuidado, nos trae un precioso puñado de canciones que nos devuelven esas extraordinarias e infantiles ganas de escuchar los mismos temas una y otra vez, hasta el infinito.
3 comentarios:
Es el guitarrista de los strokes?
Sip, es el de los Strokes.
aguante Albert, el stroke argentino!
Publicar un comentario